Este verano no hice ningún gran viaje. Me quedé en casa en el interior de mi hogar más sagrado. ¡Había piratas en la costa! ¡A las armas y a la mar! ¡Uf! Poco después, a salvo en casa, escuché una melodía que venía de la ventana. Mi viejo amigo tocaba con el acordeón una canción para mí. Mimos para el corazón. Y de allí, un salto y de nuevo al mar, ahora como sirena. ¡Como pez Seguir leyendo «MI HOGAR MÁS SAGRADO»