Me falta el aire. Este es mi sentimiento desde que desperté de la anestesia y pensé que todavía tenía que hacerlo todo… Niño, maletas, colegio, taxi, hospital, papeleo… ¿Ya sucedió?

Cuando me quedo sola en la habitación necesito pocos minutos para que las lágrimas resbalen por mi rostro. No es tristeza… Es liberación, aceptación, vivencia… Estoy tranquila. Consciente. Aunque no está resultando fácil. No pienso en nada. Tampoco tengo fuerzas para ello.  Ahora querría escribir, pero soy incapaz de levantarme de la cama para llegar hasta el papel. ¿Quiénes son estas mujeres que entran constantemente? Me dijeron que las llaman ángeles. Este es un lugar extraño…

Después de varios días todavía no estoy en este mundo. ¿Qué sucede? Me duele tanto la cabeza… Más tarde la sangre ya entra por mis venas. Siento gratitud por esas personas que donaron esta sangre, por esas personas a las que jamás conoceré. ¿Más ángeles? Por mi planta no camina el arcano del esqueleto. Cuando salí al pasillo vi a los padres y a los bebés. Ya los había escuchado llorar desde mi cama. ¡Esto está lleno de vida y nacimientos!

Este es un lugar extraño donde la salud y la enfermedad se reconocen, donde la vida y la muerte se encuentran. Entré sonriendo al quirófano… Estaba feliz. He sonreído al dolor. He sonreído a las adversidades. También he sufrido algún ataque de risa 😉

¿Cuándo me marcho? Es curioso mientras estás dentro todo son «dolores» y  te «echan» rápidamente cuando ya te sostienes de pie. Y cuando sales afuera y el aire te da en la cara, la vida te toma de nuevo como su seguidor. Y te rindes a las caricias del sol. Y en ese momento dices un sí enorme a la vida.

Con amor,
Beatriz

Todos los pensamientos en el siguiente enlace: PENSAMIENTOS DEL SER.

Fotografía: B. Depares Martínez